viernes, 21 de septiembre de 2012

"LOS MILITARES, LA HISTORIA Y YO" Por Gabriel Salazar. Premio Nacional de Historia 2006

INFANCIA
Cuando era niño me gustaba dibujar. Me encantaba dibujar soldados, batallas, e imaginar cómo países surgidos de mi fantasía se declaraban la guerra mutuamente y expandían sus fronteras a costa del perdedor. Estudiaba los mapas y me aprendí todos los países, con sus montes y ríos, de memoria. Y cuando escuché en la radio la obra de Jorge Inostroza: Adiós al Séptimo de Línea, me obsesioné con la historia militar de Chile.
Y en cuanto pude, le regalé a mi padre una copia del libro de Jorge Inostroza.



JUVENTUD

Mi hermano Fernando hizo el servicio militar en 1943. Lo fuimos a ver cuando estaba en campaña en los arenales de Llo Lleo. Mi madre se emocionaba al verlo de uniforme. Desde entonces acostumbramos a ir a ver la Parada Militar, en su paso por la Alameda. Yo apenas los veía entre la muchedumbre. Y se me erizaban los pelos. No sabía si por las botas de los soldados golpeando el suelo, o por la música de sus bandas de guerra.
Y por imitar a mi hermano hice el servicio militar en 1955 en el Regimiento de Infantería Nº1, Buin. Lo hice de estudiante, por tres meses. Salí de allí como Aspirante a Oficial de Reserva.
Después entré a la Universidad de Chile a estudiar Historia. Y a los seis meses olvidé todas mis obsesiones con los soldados.


MADUREZ

En la Universidad estudié Historia. Quería entender por qué había pobreza en las poblaciones callampas que rodearon la casa donde yo vivía. En la Población El Pino, por ejemplo, y en la Colo Colo. Pero en la Universidad de entonces no enseñaban nada de eso. Ante eso, estudié Filosofía. Nada. Seguí igual. Entonces estudié Sociología (en ese tiempo estudiar era gratis) y una mañana de otoño, escuché a André Gunder Frank. Y comprendí. Decidí enrolarme en un movimiento político que se jugara por los pobres el todo por el todo. No a medias. No con medias tintas. Y el 5 de septiembre de 1970 ingresé al Movimiento de Izquierda Revolucionaria.
Hacia 1970 yo ya sabía que los militares nunca se habían jugado por los pobres. Ni por entero, ni a medias tintas.


PINOCHET
El 17 de octubre de 1975 caí preso. Me llevaron a Villa Grimaldi vendado y maniatado. Y vendado y maniatado, en su misma oficina, el `capitán Miguel` me golpeó y ordenó que me telefonearan y patearan. Sus esbirros obedecieron. Me torturaron y siguieron golpeando. De no haberse asilado los jefes del MIR en la Nunciatura, no estaría hoy escribiendo estos recuerdos.


Allí conocí a los militares tal como son. Vi prisioneros muertos, tirados en el suelo. Sentí cómo torturaron a Ignacio Ossa. Lo mataron. Los sentí como fieras encima mío, a la espera de mis delaciones. Como buitres. O como hienas. No tenían una gota de humanidad.


HISTORIA
He estado investigando últimamente la historia política del período 1822 (caída de la dictadura de O´Higgins) y 1829 (instalación de la dictadura de Diego Portales y Joaquín Prieto). Y he aprendido muchas cosas. He aprendido, por ejemplo, que la mayoría de nuestros héroes han traicionado a sus conciudadanos. Y, sin embargo, tienen estatuas en la capital. Se distinguieron en la lucha contra el "enemigo interno": la ciudadanía que quería libertad y democracia. Algunos, como los generales Joaquín Prieto y Manuel Bulnes (esbirros de Diego Portales), no sólo traicionaron a su pueblo sino también a los jefes militares que habían luchado por la Independencia y la democracia ciudadana. Dieron de baja a 300 oficiales y fusilaron a cerca de 50. Desde entonces, la cúpula militar perdió su cultura democrática y se transformó en el brazo armado que ha levantado y protegido gobiernos autoritarios, ilegítimos, centralistas, librecambistas. Y amigos del empresario extranjero.
Pero ¿quién rinde tributo hoy a los militares que quisieron instalar, entre 1822 y 1828, un gobierrno civil descentralizado, democrático, productivista y basado en el ejercicio directo de la soberanía ciudadana? ¿Por qué no se recuerda hoy al general Ramón Freire, el gran caudillo militar de la democracia ciudadana? ¿Por qué no se recuerda al coronel Tupper, prisionero asesinado a hachazos por los soldados bajo las órdenes del general Prieto? ¿Y a los generales José Manuel Borgoño, Francisco Antonio Pinto, Juan Gregorio Las Heras, Francisco de la Lastra y a los coroneles Viel, Barnechea y Rondizzoni, que fueron dados de baja sin sueldo ni pensión alguna por haberse negado a reconocer al gobierno dictatorial de Portales? ¡Y por qué no se rinde homenaje al coronel José Antonio Vidaurre, cuyo cuerpo fue descuartizado y cuya cabeza se clavó en la punta de una pica, por haberse rebelado contra la política de terror implantada por el ministro Portales en 1837? ¿Por qué no se conoce la proclama suscrita por los 59 oficiales del Regimiento Maipo que se rebelaron contra ese Ministro en junio de ese año? Recuérdese al menos este párrafo:

Ramón Freire                                                                    Guillermo Tupper

"Protestamos solemnemente... que no nos mueve a dar este paso, ni el espíritu de partido, ni la ambición de mandar, ni la venganza odiosa...sino... el deseo de restituir a nuestro país el pleno goce de sus derechos con el ejercicio libre de su soberanía, que se hayan despreciados... Juramos que, consecuentes con nuestros principios, estaremos prontos y mui gustosos a sostener el decoro nacional contra cualquier déspota que intente ultrajarlo... y servir de apoyo i protección a las instituciones liberales..."

 
VEJEZ

Ayer revisé los dibujos de mi infancia. Los rompí todos: fue un error.

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